Danilo Assis Climaco * Brasil: la hidra del Golpe ve un combate a muerte entre sus cabezas

La semana pasada, el Tribunal Superior Electoral (TSE) ofreció lo ridículo como espectáculo. Entre martes y viernes, la población brasileña se avergonzó a diario por lo que ya sabían que iba a ocurrir: la absolución de la plancha Dilma-Temer de la acusación de crimen electoral, pese a que el juicio había sido diseñado para condenarla. El principal responsable fue Gilmar Mendes, presidente del TSE, quién hace tres años puso en marcha una estrategia llena de irregularidades para destituir a Dilma del cargo de presidenta, como alternativa, en caso de fracaso de la estrategia del Golpe mediante impeachment parlamentar. Como ésta prosperó, fue necesario que Mendes absolviera a un antiguo aliado, Michel Temer, el Ilegítimo. Toda una serie de indicios de crímenes que habían sido levantados por la investigación orquestada por Mendes debieron desmentirse, puesto que el encargado de relatar el caso, el juez Hernam Benjamín, se impuso la tarea de afirmar el guion original y exigirle a Mendes desdecirse punto por punto. De forma no tan sorprendente, Mendes pareció disfrutar el exponer su incoherencia, orgulloso de que Brasil viera, una vez más, el poder de su arbitrariedad en todo su esplendor.

Un manejo tan cínico de las leyes no es novedad. Lo sorprendente es que no sólo no fuera encubierto, sino divulgado por todos los medios, la Globo principalmente. La clave que debemos buscar para comprender lo ocurrido está en el desencuentro entre los intereses que defienden Globo y Mendes. De un lado, el imperio comunicativo que, aun teniendo dificultades para hacer frente a la era del internet, tiene una capacidad insuperable para direccionar la auto-percepción de la nación. Del otro, el hijo de una familia terrateniente de Mato Grosso, el Estado brasileño cuyas haciendas más utilizan agrotóxicos y mano de obra esclava. Mendes se hizo abogado en Brasilia, se doctoró en Alemania y desde la década de 1990 se aproximó al principal partido liberal del país, el PSDB. Logró tal importancia que, en su último año como presidente, el 2002, Fernando Henrique Cardoso lo nominó para la mayor corte del país, el Supremo Tribunal Federal (STF).

El amplio tránsito adquirido entre los partidos conservadores proveyó a Mendes una comprensión política de la que carecen casi por completo sus compañeros del STF, con lo cual adquirió una capacidad de influencia en todo el sector judicial, la que a su vez le permitió ampliar la que ya tenía en el ámbito político. A mediados de la década pasada se transformó en el más importante operador político de la derecha, con total respaldo de la Globo.

Los orígenes de la discordia empezarían con la Lava-Jato, la amplia investigación sobre las relaciones entre las grandes constructoras nacionales y la Petrobras, iniciada en el 2014. Todos los indicios apuntan a que el núcleo duro de la Lava-Jato tiene un objetivo eminentemente político y totalmente alineado, entre la Globo, Mendes y el empresariado nacional e internacional, para: responsabilizar el PT por el sistema de corrupción -pese a que es notorio que haya sido creado por el gobierno militar hace casi 50 años- y permitir el regreso al gobierno de los partidos directamente alineados con el capital internacional. Por ello, pese a que la investigación mostraba que los partidos conservadores eran los principales beneficiarios del esquema de corrupción, la Lava-Jato los encubrió tanto cuanto pudo. La proximidad de muchos de los investigadores de la Lava-Jato con el PSDB es notoria y muchos de ellos defendieron públicamente el voto a su candidato, Aécio Neves, en las elecciones del 2014. Una parte minoritaria de la Lava-Jato, sin embargo, no se encontraba a gusto con este proteccionismo político y buscaba ampliar la investigación hacia los partidos neoliberales opositores al PT.

Gilmar Mendes percibió lo que ocurría y ofreció un apoyo parcial a la Lava-Jato. Sabía que era imprescindible para provocar manifestaciones callejeras en contra del gobierno de Dilma, necesarias para legitimar el Golpe. Pero también percibía que iba a ser imposible blindar a los sectores políticos conservadores por mucho tiempo. Las fuerzas de la Lava-Jato se harían incontrolables y el trabajo de amortiguarlas sería arduo y antipopular. De esta forma, Mendes ensayó algunas críticas al proceder de la Lava-Jato desde sus inicios, sobre todo denunciando sus más notorias ilegalidades: la extensión indefinida de prisiones preventivas como forma de coaccionar a los encarcelados a delatar para la condenación sin pruebas cabales que confirmaran los crímenes delatados.

Con la llegada de Temer al poder, Mendes se irguió como el principal costurero de las alianzas políticas y judiciales que pudieran blindar al gobierno y sus ministros más próximos -todos ya citados reiteradamente en la Lava-Jato-, comprando el silencio de la prensa mediante la promesa de aprobar leyes que supondrían una pérdida inédita de derechos en beneficio del empresariado nacional e internacional.

Entonces ocurrió lo que se intuía. Un grupo de la Lava-Jato de Brasilia, crítico al blindaje a los políticos conservadores, organizó un acuerdo de delación con los dirigentes de uno de los mayores patrocinadores de todos los partidos políticos, la empresa de productos cárnicos JBS. Desesperados con la posibilidad de ser encarcelados, los dueños de la empresa se dispusieron a grabar al mismo presidente de la República, así como al presidente del PSDB y excandidato a la presidencia del país, Aécio Neves. Lograron sacar del primero la anuencia para que siguieran pagando una mensualidad que callara a uno de los más influyentes políticos encarcelados por la Lava-Jato. De Neves grabaron conversaciones que describían de modo inequívoco la entrega de 2 millones de reales, siendo que el presidente del PSDB llega a decir sobre quién vendría a recibir el dinero “debe ser uno a quién matemos antes que delate”

Aun no se sabe bien quién organizó la delación de la JBS, pero se sabe que fue preparada por integrantes de la Lava-Jato sin el conocimiento de sus superiores y que el conjunto de sus resultados -incluido las grabaciones bombásticas de Temer y Neves- fueron divulgadas el 17 de mayo por la propia Globo, quién tampoco parecía saber qué estaba ocurriendo hasta la víspera. Solamente un repórter de Globo estaba por dentro de los meandros de la operación. Todos los demás estaban visiblemente sorprendidos, tartamudeando al pasar la información e incluso defendiendo a Temer. Solo al día siguiente habría la acostumbrada homogeneización de los informadores del imperio comunicativo: todos contra Temer, en un trabajo intensivo de denuncias con el objetivo de que el presidente renunciara ya el 18 de mayo. Pero ello no ocurrió. Probablemente asesorado por Mendes, el presidente denunció que la grabación había sido editada y que jamás renunciaría. Inició, asimismo, una contraofensiva, buscando investigar los integrantes de la Lava-Jato que lo acusan, así como a los procuradores y jueces que los sustentan y a los empresarios delatores de la JBS.

Globo hizo un cálculo político que resultó inexacto. Quizás se vio obligada a ello, puesto que JBS es una de sus principales anunciantes. En todo caso, ya no puede volver atrás y mantendrá la línea política anti-Temer. La mayoría de los medios secunda a Globo -con la importante excepción de O Estado de Sao Paulo, que mantiene un firme apoyo al presidente-. El Supremo Tribunal Federal parece, por primera vez en mucho tiempo, haberse liberado parcialmente de Mendes y seis de sus 11 integrantes deben apoyar a la Lava-Jato en las sucesivas votaciones que ocurrirán en aquella casa. Otros integrantes de las diferentes instancias judiciales también se alían con la Lava-Jato y son brindados con el reconocimiento público que les ofrece Globo. La opinión pública mantiene muchas esperanzas en la operación investigativa y solo un 3% apoya al presidente.

Pese a tan desventajosa situación, Mendes y Temer se prepararon para resistir. Para ello, tienen cuatro grandes bazas: a) el relativamente corto tiempo para las nuevas elecciones presidenciales -15 meses-; b) el hecho de haber avanzado significativamente con la enorme pérdida de derechos que requería el empresariado nacional e internacional, patrocinadores del Golpe; c) su capacidad de gestionar los más distintos negocios delictivos; y d) son una esperanza de destrucción de la Lava-Jato, que pese a ser apoyada públicamente por todos los políticos, empresarios, jueces y medios, es temida profundamente por todos, incluso, si no más, por los que sustentan la posición anti-gobierno de Globo. La posibilidad de terminar tras las rejas y pagar miles de millones en multas, causa pánico. Los avisos de Dilma sobre los peligros en los que incurrían quienes rompían el acuerdo democrático para derribarla suenan hoy como una maldición profética. Que un empresario viera como única opción grabar al presidente del país -aun uno tan ilegítimo- no es baladí. Tampoco lo es que Globo rompiera súbita y unilateralmente su antiquísima relación con Aécio Neves y Michel Temer, presidentes de los más grandes partidos conservadores del país. No hay seguridad sobre el futuro inmediato de nadie, no hay confianza en ningún aliado. La derecha está enfrentada como nunca y carente de un horizonte de recomposición. Esta es la tremenda novedad y la razón del espectáculo ridículo vivenciado por todo el país la semana pasada.

El futuro lo brindarán las próximas denuncias. Muy probablemente, integrantes recién encarcelados del círculo inmediato de Temer irán a acogerse al mecanismo de delación como forma de disminuir sus penas. El contenido de estas delaciones podrá sepultar definitivamente al ilegítimo presidente. Sin embargo, si Mendes y Temer logran antes denunciar las tramoyas de sus más recientes adversarios, quizás puedan ser estos últimos los penalizados: incluso el poder judicial y los medios, hasta ahora preservados, empiezan a aparecer en las investigaciones. La destrucción de unos solo puede ser evitada por la que sufran los otros. Cabezas muy importantes rodarán los próximos meses.

Es un momento, por lo tanto, propicio para las izquierdas. Con más problemas de los que quisiéramos vienen organizándose, alrededor de la destitución inmediata de Temer, elecciones directas en 90 días y la anulación de las reformas liberales aprobadas. Sectores próximos al PT también dedican muchos esfuerzos para denunciar las innumerables ilegalidades que se cometen en los juicios contra Lula. El PT, sin embargo, es acusado por otros sectores de la izquierda de preferir ver a la derecha desangrarse en este año para que Lula mantenga su favoritismo en las elecciones del 2018. El PT lo niega rotundamente, pero lo cierto es que en la izquierda también hay una falta de confianza difícil de sanarse. En todo caso, la huelga del 29 de mayo tuvo gran participación popular y es probable que la convocada para los días 27 y 28 de junio sean aún más fuertes.

Fora Temer!

Diretas Já!

* Danilo Assis Climaco es investigador en la UNAM, y colaborador del Programa Democracia y Transformación Global, especializado en pensamiento decolonial, feminismos y antiracismo.

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